El sauna seco es una de las prácticas de relajación más antiguas que existen. Más allá de su fama por inducir sudoración, guarda secretos que potencian sus beneficios. ¡Te los contamos!
- Orígenes milenarios nórdicos: Aunque hoy se relaciona con el wellness de lujo, los saunas tienen raíz en Finlandia hace más de 2.000 años, donde se consideraban espacios sagrados de purificación física y espiritual.
- Efecto “termogénico” en la quema de calorías: Estudios muestran que una sesión intensa de sauna seco puede aumentar tu gasto calórico en un 10–15 % durante y después de la sesión, gracias al esfuerzo del cuerpo por regular la temperatura interna.
- Refuerzo del sistema inmunitario: El calor seco estimula la producción de glóbulos blancos y favorece la liberación de citoquinas, fortaleciendo tus defensas y reduciendo la frecuencia de resfriados y gripes.
- Mejora de la salud cardiovascular: Al igual que el ejercicio moderado, el sauna seco induce vasodilatación y mejora la función endotelial, lo que puede traducirse en presión arterial más controlada a largo plazo.
- Efecto positivo en la piel y el cabello: La baja humedad junto al calor seco promueve el cierre de cutículas y poros, reduciendo la aparición de acné y otorgando mayor brillo y fortaleza al cabello.
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